domingo, 3 de julio de 2011

San Juan es de Primera:


Bondi Línea A



Diario de viaje a La Plata. Cómo se vivió el ascenso del Verdinegro en uno de los colectivos que hizo las dieciséis horas para ver Gimnasia – San Martín. La vuelta soñada a la elite. 

La plaza Juan Jufré aparece expectante en una fría tarde de miércoles 29 de junio que pretende quedar en la historia. Es la plaza de la gesta más importante de estas lides, adonde Jufré le dio vida a este San Juan de la Frontera en 1562. Las camisetas verdinegras se dan cita en la esquina que da frente a la parroquia de Concepción. Corre un viento helado en El Pueblo Viejo, y hay nervios en ese puñado de hinchas de San Martín que van subiendo a un colectivo de la empresa 20 de Junio con toda la esperanza a cuestas. Uno de los 17 colectivos que partirán rumbo a La Plata llenos de ilusión. En la mente: aquel grito sagrado de Tonelotto el sábado 16 de junio de 2007 es casi una estampita que el recuerdo guarda para implorar por nuevas victorias. El Verdinegro está a un paso de hacer historia otra vez, la piel se eriza cuando ese bondi, faltando tres minutos para las siete de la tarde de ese miércoles fresco se pone en marcha y el aplauso es generalizado. Afuera una mujer le dio un abrazo de despedida a su hijo: Buen viaje, vuelvan con la Primera. Es el recorrido al cielo tal vez, la búsqueda de algún cimbronazo que llene de alegría a las calles sanjuaninas. Ellos también sienten que van a cumplir con la última batalla para volver con la gloria. Son unos cincuenta hombres que componen esos dos mil hinchas que harán la travesía desde San Juan hacia la ciudad de las diagonales en dieciséis horas de viaje, por amor a una camiseta que es la del barrio, la de su tierra, que quiere volver a codearse con los grandes de la Argentina.

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Empiezan los cánticos, y el hit que dice que de la mano del Mellizo se van a la B es el alarido que se escucha desde el colectivo que ya toma la ruta cuando el sol empieza a esconderse. Algunos saltan como si estuvieran en la tribuna. Un retazo del mundo sanjuanino va en ese colectivo. Juan José Balmaceda y su hijo se colocan en el piso de abajo del vehículo, los dos son silenciosos y llevan en sus ojos una mirada que parece pesarles cada vez más con el paso del tiempo. Son el esposo y el hijo de María Rosa Pacheco, la psicóloga desaparecida en 1996 y de quién años más tarde se supo que fue asesinada, pero nadie pudo establecer la verdad de su crimen. Tampoco nadie en la justicia estableció los nombres de los asesinos, que tal vez el jueves también festejen el gol de Penco. Es el frío el que se cuela por entre las vísceras del recuerdo. Pero hoy esos dos hombres de mirada huidiza van en busca de algo de paz que les pueda dar el ascenso a Primera del club de sus amores. En otro extremo, viajan los sobrinos del presidente de San Martín, Jorge Miadosqui, todos hijos de empresarios. Más adelante en el bondi van sentadas algunas personas que dicen que faltaron a sus trabajos para poder ir a La Plata. Y casi al medio del colectivo canta las canciones verdinegras el actor de teatro Emiliano Voiro.    

Sportivo Desamparados subió a la Primera B Nacional el domingo y eso le mete presión a los verdinegros que también quieren desbordar la plaza 25 de Mayo concluyendo con una semana inigualable para el fútbol sanjuanino. En el ingreso a Villa Mercedes, a la una de la mañana, dos camionetas policiales escoltan el paso del colectivo hasta que llegan a una estación de servicio, la misma en la que pararon para abastecerse de alimentos y bebidas en el 2007 cuando viajaron a La Bombonera. La ruta trae infinitos recuerdos de Primera.

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A las nueve de la mañana del jueves 30 de junio, el bondi frena en Moreno, ya es Baires. Juan Carlos Alaniz es un hombre de casi cuarenta años, la camiseta verdinegra aparece arriba de su buzo. El hombre asegura que a esa hora ya tiene una corazonada, no lo veo al Verde en la B otra vez, creo que si jugamos como en San Juan, ascendemos. A la derecha del micro, un taxi bonaerense viaja con la inscripción de una marca en la parte posterior: Onda verde, muy parecido al título que uso Diario La Nación en la tercera fecha del Apertura 2007 para describir a la popular visitante de La Bombonera. Un cartel a la vera del camino destaca: “Estás a 43 kilómetros del Estadio Único, techado, con 182 palcos”. El viernes juega la Selección con Messi. El bondi sanjuanino va buscando el estadio del Bosque. 

A las diez y doce, el colectivo sale de Moreno y en el camino va topándose con hinchas del Lobo que intercambian señas con los sanjuaninos. Es el ingreso a La Plata. Un mensaje de texto cae en la bandeja de entrada de un celular: Acá en San Juan el día está igual que el del ascenso ante Huracán. El bondi frena en el control policial de ingreso a la ciudad en la que nació la presidente Cristina Fernández de Kirchner. Pablo Vargas se ilusiona con el gol del ascenso y dice que Penco tiene que jugar como lo hizo en San Juan. Emanuel, hermano de Pablo, cansado por los más de mil kilómetros recorridos, advierte: De este partido nos tenemos que ir contentos, sino el viaje va a ser muy largo.

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Todavía no es el mediodía y ya suena el hit vamos a volver y los pibes saltan como si estuvieran en la tribuna, el colectivo se mueve y el gusto a ascenso se desperdiga por todo el pasillo. Desde afuera algunos aplauden, son hinchas de Estudiantes. Uno a uno, caras ilusionadas como si fuera la primera vez, los hinchas bajan del bondi y se encaminan hacia la requisa policial. Ya se los dije una vez, hagan fila. Yo hablo sólo dos veces, a la tercera me los llevo en el móvil, dice un policía panzón que habla con la sh porteña. Pero al rato afloja: Ya es hora de que los manden al descenso a estos. ¿Es de Estudiantes? No, soy de Almirante Brown, el año que viene ascendemos nosotros.

A uno de los pibes le retienen el encendedor. El resto ingresa sin problemas al estadio después de la segunda requisa. Son los primeros en llegar. El partido es a las dos y media de la tarde. Aunque Ángel Riquelme, el más grande del colectivo, de unos cincuenta y cinco años, canas, pelo corto y correctamente vestido, se decide a llevar a la virgencita para que los ayude en el ascenso. Pero la imagen de plástico se queda con los hombres de azul.   

Ya no falta nada. Y la tribuna visitante empieza a llenarse. Raúl Antuña, una de las glorias futbolísticas más recientes del club, está en la popular visitante, esta vez vestido de hincha y vaticinando: La tercera tiene que ser la vencida para Gimnasia (los dos años precedentes ganaron la promoción ante Atlético Rafaela). Sale el Verdinegro a la cancha y estallan los sanjuaninos. La popular todavía no está llena. Faltan nueve colectivos que se quedaron en el control policial. Hay otros que viajaron en autos. El grito de guerra: Vamos a volver es ensordecedor. El árbitro Baldassi conversa en la mitad de cancha con el Mellizo Barros Schelotto y el arquero verdinegro, Lucho Porjnick.

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La sorpresa. Recién van dos minutos de juego y Penco la pica ante la salida del arquero Monetti. La pelota viaja lenta a tocarse con la red. El nueve abre los brazos igual que Tonelotto en el 2007. La postal se repite por segunda vez: lágrimas en la tribuna visitante. Fredi González, que no tiene más de veinte años, llora y se abraza con quien encuentra a su paso. En el piso que conecta con el escalón más alto de la tribuna, un hombre de unos sesenta años se toma la cabeza, los ojos húmedos, camina sin parar, va y viene nervioso por ese piso, será así durante todo el partido. Silencio de tumba en las plateas y populares del Lobo. En los colectivos que están varados en el control policial de la entrada a La Plata hay una explosión. Todos saltan en los pasillos, se enteraron del gol por la radio. El Verdinegro empieza a hacer suyo el Bosque.                                                                    

Y los minutos pasan. Y se va el primer periodo con la noticia de que diez minutos antes de que se cumpla el tiempo reglamentario, los bondis que faltaban pudieron llegar hasta el estadio. Uno de los hinchas sube las gradas y, agitado, cuenta que venían once colectivos y uno se rompió. Por eso tuvieron que repartirse en el resto de los vehículos. Después de la requisa policial pudieron seguir su camino.  



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Empieza el segundo tiempo. Antes del gol de Vizcarra sólo cantaba La Banda del Pueblo Viejo. Pero el empate le puso un nudo en la garganta a los sanjuaninos. Algunos rezan de rodillas, otros muerden la camiseta. Los demás cantan con furia. Alguien recuerda: Estamos ascendiendo a Primera, no paremos de cantar. Hay tensión. Insultos para Messera que no quiere hacer el segundo gol verdinegro por su pasado en el Lobo. Este que no vuelva a San Juan, dicen algunos. La pelota cae al área de San Martín buscando al Mellizo en la última pelota de su carrera, pero rechaza la defensa. Y hay un silencio que depara una explosión superior después. Desde la popular visitante se ve a Baldassi, de espaldas, señalando el centro del campo de juego. El pitazo final es estridente. Todos los hinchas de San Martín desbordan en lágrimas, como en el 2007. Esta vez lejos de casa. Se abrazan entre desconocidos, miran al cielo y agradecen, gritan hasta enloquecer. El hombre que caminaba por los pasillos de la parte superior de la tribuna se abraza con Raúl Antuña. Los jugadores se acercan a la tela. Emanuel Más no deja de llorar mientras mira a sus hinchas. Los cánticos: El Verde se fue de la B para nunca más volver. Un hombre está sentado, solo, debajo de un paravalancha: Estoy muy emocionado, no lo puedo creer, esto es más especial que el ascenso anterior. En San Juan yo sé que mi hija está festejando, tiene dos años y yo sé que es de San Martín. Cerca de él, un pibe de Chimbas está afirmado en otro paravalancha y no deja de llorar: Esto es para mi amigo, estoy seguro que desde el cielo él nos ayudó, era fanático del Verdinegro y hoy ya no estuvo en la tribuna con nosotros.   



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Otro sanjuaninazo, tal vez otra fundación. Y la inscripción de Somos de Primera en la mirada de todos. Desde los celulares, la confirmación: hay fiesta en la plaza 25 en San Juan (adonde el partido fue seguido en pantalla gigante, lo mismo que en el estadio Hilario Sánchez). Gimnasia no deja que los jugadores verdinegros vuelvan al campo de juego para festejar. Pero sale, emocionado, el presidente Miadosqui y canta junto a los hinchas, cerca del alambrado en donde una señalización dice: prohibido subir y que ahora es la burla de los sanjuaninos. Después de casi una hora de espera, los hinchas corren, compran hamburguesas y suben a los colectivos. Decime que sos de Estudiantes... Y el vendedor: Sí, les agradezco por esto, por fin el Lobo se fue a la B.   


Con decenas de autos y motos de la policía que van de custodia, los 17 colectivos, una combi y varios autos empiezan a salir de La Plata. Afuera hay camisetas de Estudiantes que flamean. Los pinchas despiden con aplausos a los colectivos. Y empieza el viaje con cánticos. El Verde se fue de la B, por segunda vez en su historia y dejó muda a la opulencia platense. A la vuelta a San Juan espera la fiesta con los jugadores que llegaron al aeropuerto a la misma hora que aparecieron los colectivos, después de toda una noche de viaje. Y la caravana fue de dos kilómetros. Y de las casas salían grandes y chicos con banderas y camisetas. En la plaza Juan Jufré hasta los niños del Colegio San José, con permiso de sus maestras, salieron a la vereda a cantar por el Verdinegro. En la cancha de San Martín, una multitud firmó ese regreso a la gloria y apareció un nuevo cántico: Dale, dale ve, dale, dale ve / hoy hay que alentar, para poder ganar / y en Primera nos vamos a quedar. El canoso fanático, Angel Riquelme, lo dijo: No dejaron ingresar a la Virgen, pero aún así no pudieron evitar este milagro. Deliciosa vuelta a la elite. Las lágrimas fueron incontenibles, el sueño se cumplió por segunda vez. San Juan es de Primera. Y esa celebración quedó como eco para siempre en las retinas de los viajantes... y en el pasillo del Bondi Línea A.
          







Pablo Zama

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